Hace unas semanas escuché a un representante de una Mype comentar sobre la situación económica y política de nuestro país. Y me llamó la atención cuando mencionó que los empresarios en el Perú necesitan prepararse para los nuevos retos de este año pero que, sin embargo, algunos desconocían realmente cómo preparar su empresa para hacer frente a la situación y seguir sobreviviendo.

Y es que, definitivamente, las organizaciones siguen operando en un sistema VUCA volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad, donde los cambios son cada vez más acelerados y la respuesta de los administradores de las empresas debe ser efectiva y ágil para adaptarse rápidamente al entorno.

En esa línea, Peter Senge dice: el aprendizaje organizacional es una constante, por la que la empresa logra crecer y ser competitiva cuando aprende de sus experiencias, ya que a través de estas puede detectar y corregir los errores que pueden afectar el crecimiento de la organización, con el objetivo de seguir en el camino de la mejora continua.

De acuerdo a este contexto el rol del administrador en nuestro país se vuelve cada vez más trascendental en las organizaciones principalmente por el número de Mypes que operan a nivel nacional y por las decisiones a tomar respecto a la construcción de una cultura organizacional que responda a los cambios acelerados.

Recordemos, también, la teoría de Cameron y Quinn según la cual existen cuatro tipos de culturas con diferentes estilos de liderazgo: tipo Clan orientada a la colaboración, Jerárquica, orientada al control, Adhocracia, orientada a la creatividad, y de Mercado, orientada a la competitividad.

En la actualidad la tendencia de construir una cultura organizacional sólida con valores es considerada como una ventaja competitiva dentro de la industria donde opera la empresa. Así, el administrador, independientemente del tipo de cultura seleccionada, empieza a desarrollar sus habilidades interpersonales como el liderazgo con propósito de servicio, el trabajo en equipo en base a la sinergia, la comunicación asertiva, la resiliencia empresarial, la empatía activa y el pensamiento creativo y analítico para tomar decisiones en un mundo cambiante.

Es importante recordar que las organizaciones tienen el gran reto empezar a contribuir a los ODS (Objetivos de desarrollo sostenible) de la Agenda que promueve la ONU para el 2030. Por lo tanto, el administrador con un liderazgo responsable en base a los valores motiva a sus colaboradores a desarrollar la estrategia, trabajar en equipo y comprometerse con las necesidades de los grupos de interés.

En este mes, que se celebra el día del administrador, invito a mis colegas a la reflexión formulando la pregunta: ¿Cuál será nuestro aporte a la cultura organizacional de las empresas que necesitan adaptarse rápidamente en el mercado? Para que, desde su rol de líderes en la sociedad, sigan sumado al bienestar y progreso de las empresas de nuestro país.

Mg. Arturo Camacho Gayoso
Magister en Administración
Docente universitario y coach personal