
“Los grandes líderes se quitan de en medio para aumentar la autoestima de su gente. Si las personas creen en sí mismas, es increíble las cosas que pueden conseguir”. – Sam Walton
Constantemente las organizaciones han visto la manera de cómo ser mejores, pues no es un secreto que la cultura organizacional es fundamental para lograr el objetivo. Cabe señalar que la globalización de la economía, la revolución de la tecnología y comunicación, los cambios en las preferencias, gustos de los clientes; además de las necesidades y aspiraciones de los trabajadores que solicitan a la entidad que sus procesos organizativos sean los más adecuados para poder mantenerse en su labor; siendo de necesidad el establecer y perseverando una estructura interna sólida que permita la diferenciación entre empresas.
La cultura organizacional, distingue a cada entidad; en el ámbito laboral, las relaciones comparten creencias, valores, intereses y opiniones, las cuales se relacionan con factores psicológicos, emocionales, sociales y de comportamiento, que inciden directa o indirectamente en el proceso de bienestar de los trabajadores. Dicho a lo anterior este aspecto también es muy importante en el análisis organizacional, pues todas las estrategias, actividades, funciones y procesos que ejecuta la entidad siendo administrados por personas que realizan sus funciones de acuerdo a la cultura organizacional, es también un factor decisivo para su supervivencia, establecer las normas informales de los representantes de la cultura organizacional, orientar el comportamiento diario de los miembros de la organización y orientarlos para lograr sus metas. Formar un conjunto de hábitos y creencias por medio de normas que comparten todos los miembros de la organización. En cuanto al desempeño laboral es efectivo para los que trabajan de forma individual en el interior de la organización, la cual es necesario para la entidad que el trabajador cumpla con su labor y logre obtener una satisfacción laboral.
Es importante considerar que la cultura organizacional es la médula espinal de cualquier organización que quiera llegar al éxito, se puede decir que es la esencia del aprendizaje y la experiencia, esta no puede ser impuesta, sólo puede ser aprendida.
De modo idéntico, refleja la mentalidad que predomina en ella, a través de sus normas y/o creencias, además de ser un determinante en su desempeño, ya que impacta no solo los resultados directos de una organización, sino también la salud, el entusiasmo, el compromiso y la flexibilidad de su personal.
Se puede señalar que dentro de las funciones de la cultura organizacional es la de dar a los miembros una identidad organizacional, esto se puede llevar a cabo mediante reconocimientos a empleados que se esfuerzan por ser más productivos, pues ayudan a la empresa a obtener mayores beneficios y que la organización sea exitosa.
De esta manera las organizaciones deben dedicar recursos que energicen a sus propios colaboradores organizacionales. Y uno de los papeles clave en el desarrollo de una cultura organizacional tiene que ver con el liderazgo. Una de las funciones más importantes y clave de un líder consiste en manejar el cambio cultural necesario para sostener el crecimiento de la organización en el tiempo.
Cabe resaltar que es necesario precisar respecto a la importancia de una cultura fuerte, en organizaciones de alto desempeño y que sobreviven y crecen en ambientes donde el cambio es la constante y la competencia mayor. Ha estado fuertemente interesado en producir mejoras tanto a nivel individual como grupal y organizacional, y mostrado fuertes competencias y habilidades en trabajar a través de estas distintas unidades de análisis.
Se puede concluir diciendo que la cultura organizacional es dinámica, evolutiva y se crea mediante la interacción de los elementos como individuos, grupos, equipos, líderes, normas, estructura de los roles, relaciones con el contexto, aprendizajes organizacionales de éxitos y fracasos.
Como instancia final se puede ver que los cambios del panorama mundial, las organizaciones que hoy enfrentan el reto de adoptar una cultura organizacional que no solo sea flexible, si no también sensible a las muchas diferencias culturales que enfrentan los miembros de la organización dentro de las sociedades y entre ellas.
Fabiola Del Rosario Meza Esquerre
Bachiller en Administración UPN