Cuando hablamos del valor de un padre, nos referimos a algo que va mucho más allá de las palabras. Es un sentimiento profundo que se arraiga en lo más íntimo de nuestro ser. Un padre es esa figura que nos guía, nos protege y nos brinda amor incondicional a lo largo de nuestra vida. Su importancia es incalculable y su influencia perdura en nuestra existencia de manera indeleble. Un padre es el primer héroe que conocemos. Desde nuestra infancia, se convierte en nuestro referente, se levanta tras cada caída y cómo persevera en la búsqueda de un futuro mejor para su familia. Su ejemplo nos inspira y nos enseña que, a pesar de las dificultades, siempre es posible encontrar una solución. El valor de un padre radica en su capacidad para ofrecer seguridad emocional y afectiva. Es aquel que nos sostiene cuando nos sentimos débiles, nos anima cuando dudamos de nosotros mismos y nos consuela en momentos de tristeza. Su presencia es un bálsamo que calma nuestras angustias y nos brinda la confianza necesaria para enfrentar los desafíos de la vida.

Un padre también desempeña un papel fundamental en nuestra formación y educación. Es aquel que nos transmite valores, principios y enseñanzas que nos acompañarán a lo largo de nuestra existencia. Nos enseña la importancia del respeto, la honestidad, la responsabilidad y el trabajo arduo. Con su ejemplo, nos muestra cómo afrontar los desafíos con ética y cómo ser personas íntegras en todos los ámbitos de la vida.

Además, el valor de un padre se hace evidente en su compromiso y dedicación hacia su familia. Un padre está dispuesto a sacrificar sus propios deseos y necesidades en aras del bienestar de sus seres queridos. Trabaja increíblemente para proveer un hogar seguro y confortable, para asegurarte de que no falte nada. Su esfuerzo y dedicación son el pilar sobre el cual se construye una familia fuerte y unida.

No obstante, el valor de un padre no se limita únicamente a su función proveedora. Es un compañero de vida, dispuesto a brindar su apoyo incondicional en cada etapa del camino. Está presente en los momentos de celebración y alegría, pero también en aquellos momentos de tristeza y desafíos. Su amor y apoyo incondicional nos acompañan a lo largo de nuestra vida, incluso cuando ya no está presente. En última instancia, el valor de un padre se extiende más allá de su papel biológico. Un padre puede ser aquel vínculo que, sin tener un lazo sanguíneo, elige amarnos y protegernos como si fuéramos su propia sangre. Es aquel que adopta, que asume con valentía la responsabilidad de criar y cuidar a un hijo que no nació de su cuerpo, pero que vive en su corazón. El amor y la dedicación de estos padres adoptivos son igualmente invalorables.

En esta edición, queremos honrar a esa gran labor de nuestros padres Licenciados en Administración y desearle muchos éxitos personales y profesionales junto a su familia, que en la vida encuentren ese reconocimiento a su gran labor.

Mg. Mirtha Armas Chang
DIRECTORA REGIONAL DE INFORMACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA